Fallo de la Corte Suprema: claves para entender cuándo tener un empleado "facturero" no significa evadir la ley
El reciente fallo de la Corte Suprema que indicó que no todo
vínculo que se realiza a través de la locación de servicios implica una
relación laboral volvió a colocar en el centro de la polémica un tema que
parecía cerrado.
La utilización del "empleado facturero" tuvo un boom la
década del '90, cuando el derecho laboral sufrió cambios de relevancia por la
influencia de la flexibilización.
En muchas ocasiones, los empleadores abusaron de esta figura
para cometer fraude, al buscar ocultar la relación laboral para no abonar
cargas sociales, vacaciones, aguinaldo e indemnización.
Esta situación originó serios costos económicos y jurídicos
a las empresas, ya que debieron enfrentar erogaciones mayores en las acciones
legales que sufrieron y los condenaron por tener trabajadores "en negro" o no registrados.
Es que durante los últimos años, la Justicia laboral castigó
en forma sistemática a las compañías que recurrieron a esta figura (lícita pero
que debe ser utilizada en determinados casos) porque se demostró un abuso para
ocultar una relación de dependencia.
Pero, al mismo tiempo, existieron lo que muchos
especialistas denominan "casos border", que pueden generar situaciones con
dificultades interpretativas a la hora de determinar si existe o no un vínculo
de trabajo.
En ellos se suele encuadrar, por ejemplo, a los
profesionales médicos o a abogados que facturan por sus servicios a hospitales
o estudios jurídicos. En algunas situaciones se comprobó que existió lo que se
denomina subordinación técnica, jurídica y económica (fundamentales a la hora
de constatar la relación de dependencia) y en otras no.
A grandes rasgos, esto quiere decir que se analiza si la
firma es quién da las órdenes al trabajador, le fija horarios y tareas, cómo
hacerlo o en qué momento a través del pago de un sueldo.
Precisamente, eso fue lo que trató de en el "Rica c/
Hospital Alemán s/ despido". En su sentencia, la Corte Suprema revocó la
decisión de la sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo porque
esta obvió distintos elementos que probaban que la inexistencia de las
características propias de una relación de trabajo.
En concreto, se trató de un profesional médico
(neurocirujano), quien desplegó sus servicios durante más de siete años en
favor de Hospital Alemán, a través de Médicos Asociados Sociedad Civil (MASC).
En el voto mayoritario se indicó que el profesional era un
socio directo de esa sociedad civil, que nutría de médicos al mencionado
nosocomio.
Además, los magistrados del máximo tribunal tuvieron en
cuenta la existencia de una guía operativa en la cual se estipulaba la
fisonomía y alcances de las prestaciones de servicios. Sobre este médico en
particular remarcaron que tuvo una protagónica participación desde una asociación
que cogestionaba junto al hospital el programa de elección de los médicos.
Luego señalaron que solo recibía contraprestaciones
económicas si acreditaba servicios efectivamente realizados, excluyendo todo
tipo de pago ante su ausencia y además gozaba de una completa autonomía para
negociar sus estipendios.
Los jueces agregaron que el reclamante era monotributista,
emitía facturas no correlativas cuyo importe difería todos los meses porque
dependía de las prácticas realizadas, que nunca hizo reclamo laboral de ninguna
naturaleza durante los siete años que duró la relación y no invocó ni probó que
haya gozado de licencias o vacaciones pagas.
Además, nunca se quejó por el hecho de que su remuneración
disminuyese (que era lo esperable si la relación hubiese sido laboral).
Te puede interesar¿Qué deben hacer las Pymes frente a la
nueva ley de responsabilidad penal de empresas?
En ese sentido, ya hubo otros casos en el que el máximo
tribunal desestimó la existencia del vínculo laboral como "Vertola,
Rodolfo c/ Hospital Británico de Buenos Aires", de fecha 26/08/2003 y
"Cairone, Mirta Griselda c/ Hospital Italiano s/ despido" de fecha
19/2/2015.
El abogado Claudio Aquino, colaborador de la Editorial
Erreius, consideró que la sentencia es correcta y que en estos casos se
encuentra en juego "la delicada tarea de delimitar los alcances protectorios
del derecho del trabajo, teniendo en mira las fronteras establecidas por el
derecho civil y comercial".
Y destacó que este fallo ratifica que la figura de la
locación de servicios se puede seguir utilizando dentro del mundo laboral.
"Ello no impide, naturalmente, la imperiosa necesidad de
evaluar razonablemente cada caso concreto, tal como lo determina el paradigma
en el nuevo Código Civil y Comercial", indicó el especialista.
Además, los artículos 1251 y 1252 del mencionado texto
vuelven a remarcar la independencia contractual de las locaciones de servicio y
de obra.
En este punto, Juan Carlos Cerutti, socio del estudio Cerutti,
Darago, Lupi & Asociados, dijo que "no es admisible que se contrate a
un trabajador para que realice las tareas propias y específicas del giro normal
y habitual de la empresa y se lo haga por fuera de la Ley de Contrato de
Trabajo".
El supuesto de los "profesionales
liberales-empleados" fue considerado durante un tiempo bastante prolongado
en una zona "gris" dudosa o un caso "marginal o
fronterizo".
"Determinar si ha existido o no relación de trabajo, es
decir, desentrañar la verdadera figura jurídica que prevalece depende del
análisis de los hechos cuestionados, de las relaciones entre las partes y de
las circunstancias particulares que se hayan probado", destacó.
Cuadro actual
La mayoría de los reclamos se da porque existen empleadores
que recurren al monotributo y hacen "facturar" a sus empleados como
si se tratase de una auténtica prestación de servicios, con la intención de no
reconocer que se trata de una verdadera relación de empleo para no pagar cargas
sociales y, en su caso, una indemnización.
De acuerdo con la normativa vigente, si una parte acuerda
con la otra realizar tareas a cambio de una retribución y quien abona el
servicio dirige el trabajo del otro -a quien incluye en su estructura
corporativa- se dice que se está en presencia de una relación de dependencia.
Sin embargo, este supuesto "ahorro" es, en
realidad, una conducta evasiva y susceptible de sanciones.
Así las cosas, frente a un reclamo judicial por parte de la
persona damnificada que, en definitiva, es un empleado; los jueces
intervinientes en la respectiva causa avalarán el tipo de tareas realizadas,
analizando a tal efecto la periodicidad en las mismas, si se cumplía un
horario, entre otros aspectos. Es decir, la realidad prevalece sobre las formas
que adopten las partes.
En este sentido, resultan útiles como pruebas las
declaraciones de testigos sobre cumplimiento de horarios, las facturas emitidas
a lo largo del tiempo, especialmente si fueron correlativas y entregadas a la
misma compañía u organismo estatal.
"Lo cierto es que el contrato de locación de servicios
a través de la facturación por parte de los dependientes resultó 'atractivo'
para quienes no querían pagar los aportes y contribuciones pudiendo ahorrarse
gran cantidad de dinero evadiendo al fisco nacional", aseguró Cerutti.
En base a estos argumentos, los especialistas recomendaron analizar cada caso concreto para que las empresas eviten reclamos y que el supuesto ahorro no termine convirtiéndose en un gran gasto, que puede llegar a comprometer el futuro económico de la compañía.